El Tri ganó 2-1 y llegó a nueve puntos para tomar vida. Son pocas cosas en la que México podría decir que era superior y una de ellas era el futbol y al menos en casa, ante el Azteca lleno aún hay superioridad.
Hay otra buena noticia. Está Efraín Juárez quien fue la sorpresa de la alineación y se confirmó como una de las claves del triunfo. El jugador de Pumas sabía que a cinco minutos del final el smog, la altura y el calor había aniquilado a los Estados Unidos y se llevó a dos entró hasta el área y con suavidad tocó para Miguel Sabah, el delantero de la era Aguirre, quien de media vuelta liquidó el partido.
Esta selección ha recuperado carácter. Lo demostró tras el gol de Davies cuando el Azteca era una locura. El delantero estadounidense entró sólo y definió de izquierda.
Una vez más las malditas pesadillas aparecieron. Otra tarde triste. Pero el Tri, que si bien no juega espectacular, tiene formas adecuadas para otorgar efectividad.
Y así, de a poco, empezó a llegar al arco de Howard y con un tiro de fuera del área de Israel Castro, otro de los hombres de Aguirre, empató el partido con un fierrazo.
El segundo tiempo fue todo de México. Con calma fue tejiendo su jugada y ahogando al rival. Hasta que llegó el desborde Juárez, que humilló en el pique a los atléticos gringos, los desparramó y llegó Sabah para liquidar.
Hace más de cuatro años que no se tenía una tarde así, de esperanza y ahora el Mundial no es un imposible, nunca lo ha sido, pero se ha ganado en confianza. Y se mantiene el dicho, en casa y con nuestra gente…se nos respeta.
CRÉDITO: Iván Pérez/ El Economista
Aquí lo importante es que México ganó gracias a dos Pumas y ya
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